MIS VACACIONES

María Rodríguez


Estas vacaciones he estado en Asturias en un pueblo que se llama Tameza. Es muy pequeño, no tiene tiendas ni bares, lo único que tiene son casas, la mayoría  abandonadas y caídas, ya que en este pueblo sólo viven  unas veinte personas.


Un jueves mis padres me dijeron que preparara las maletas, porque nos íbamos a pasar unos días a Tameza, yo me puse muy triste porque allí los niños van muy pocas veces.


A las tres o así, llegamos a Tameza. Cuándo fui a saludar a mis abuelos me dijeron que Andrea, una niña del  pueblo, iba a venir y yo me puse contentísima.


 Por la tarde estaba leyendo cuando oí un "ding dong", me pegué un susto tan grande que se me cayó el libro al suelo, lo cogí y salí corriendo a abrir la puerta, ví que era Andrea y la invité a entrar. Nos sentamos y nos pusimos a hablar del verano.


Al día siguiente fuí yo a buscarla, toqué el timbre y me abrió su abuela, me invitó a pasar y me dijo que Andrea estaba durmiendo porque se había ido tarde a la cama. Mientras me decía eso oí unos pasos, de repente apareció en la cocina con unos pelos de loca y con el pijama puesto. Cuando desayunó y se vistió fuimos a dar una vuelta en bicicleta.


Estuvimos unos cuentos días aburridas, porque no sabíamos a qué jugar, hasta el domingo que se nos ocurrió la idea de intentar meternos en una casa del pueblo que estaba abandonada. Al mediodía cogimos unas llaves y unos clips y fuimos directamente a la casa, allí escalamos la verja y nos pusimos a intentar abrir puertas. Al final, solamente conseguimos abrir la de la despensa, pero nos divertimos mucho pensando lo que habría al otro lado de las demás puertas.