LICEO SAN JUAN DE LA CANAL





El blog de 5º y 6º de Primaria




martes, 17 de febrero de 2009

La extraña Carlota

¡Ahora es mi turno!

La extraña Carlota


-¡Ja, ja, ja! ¡Qué risa! - decía Carlota mientras escuchaba a su amiga Clavel - ¿En serio te pasó eso?
-¡Por supuesto, no sabía donde meterme! - contestó ella.

No os penséis que Clavel es una niña, porque no es así, es un auténtico clavel, rosa para ser exactos, muy amigo de Carlota, al igual que Margarita, Violeta, Lavanda y el gruñón, pero en ocasiones sensible Acebo.

Los padres de Carlota se desesperaban cada vez más al ver que su hija hablaba con las plantas, y un día se lo contaron al doctor Gutiérrez.

- ¿Y si es así? - dijo el doctor al oir las quejas de los padres de Carlota - ¿Y si la niña dice la verdad?
- Pero doctor, las plantas no hablan - aclaró la madre.
- A lo mejor sí, y no sabemos escucharlas - exclamó el médico.

Esa misma tarde al llegar Carlota del colegio, se encontró con que su padre y un vecino estaban quitando todas las plantas de la casa y metiéndolas en un camión.

- ¡No os las llevéis, son mis amigas! - gritó Carlota una y otra vez.

Pero nadie le hizo caso.

-¡Carlota, Carlota! - gritaban todas las plantas - ¡Ayúdanos!

Se apresuró a coger la bicicleta y avanzó detrás del camión, pedaleó con todas sus fuerzas y consiguió enganchar la bici al camión. Rápidamente subió al vehículo y vio como su preciosa bicicleta se desenganchaba y caía a la carretera.
Carlota cogió una carreta del camión, la llenó con todas sus amigas las plantas, y en el primer semáforo aprovechó y las bajó todas junto con una pala.
Se acercó a un prado cercano y las enterró a todas, se despidió de ellas y prometió que iría a verlas a diario, y todo el mundo sabe que cuando Carlota promete algo, lo cumple, sí o sí.

Autora: Eva

martes, 10 de febrero de 2009

Marta y el antílope


Ahí voy yo con mi texto:

Era una gélida mañana de otoño, Marta estaba en clase de lengua y se estaba aburriendo mucho, porque habían estudiado lo que era una prosopopeya (que, por cierto, es atribuirle vida a un objeto que no la tiene) y ahora lo estaban repasando.

Cuando llegó a casa, Marta merendó un bocadillo de jamón con tomate y de postre, un aguacate.

Al salir de casa -¡horror!- se dio cuenta de que tenía una mancha en la camisa pero no se la cambió, sólo se la tapó con la chaqueta

Después de un rato llegó al bosque y se encontró una flor de cantueso, su favorita. Más adelante le pareció oir gritos de auxilio, entonces corrió y se encontró con una cría de antílope que tenía sangre en la pata; Marta lo curó y como broma le dijo que habría que perforarle la pata, pero sólo le puso una venda. Marta llevó al antílope a casa y, Lara, la madre de Marta, le dio permiso para quedarse con él. Al principio tuvieron sólo un inconveniente, su comida, no encontraban nada que le gustara; Lara y Marta probaron con todo hasta que le dieron miel y le encantó, así que, problema resuelto.

Nota: Las palabras coloreadas pertenecen a la colección que tenemos en clase de palabras que nos gustan.

Autora: Bárbara



miércoles, 4 de febrero de 2009

VISITA AL ZOO

Soy Carlos y os presento mi poema de esta semana

VISITA AL ZOO

El colegio programó una visita al zoo de Santillana
el martes 18 por la mañana.
Íbamos a ir todos, pequeños y mayores
sentaditos en un autobús como señores.

Santillana no estaba muy lejos
y en tres cuartos de hora llegamos,
por el camino vimos conejos
y en el parking nos paramos.

A la entrada, a la derecha vimos dos leones
que estaban comiendo unos gambones.
A la izquierda vimos dos osos
que parecían un poco perezosos.

En una jaula grande había un gorila
que tenía la espalda lila
En la jaula de enfrente estaban los buitres
que ni estudiaban ni tenían pupitres.

En el recinto más grande había unos elefantes
que en el cuello tenían unos elegantes colgantes.
En unas casetas muy altas estaban las jirafas
que no podían ver la comida si no se ponían gafas.

En una jaula acristalada estaban las serpientes
donde si metes la mano te arrepientes.

En el extremo del parque estaba la granja
con vacas, cerdos y gallinas,
cabras y ovejas de mucho pelo y patas finas.

Ya era la hora de volver
y en el autobús volverse a meter.

Cuando llegamos al Liceo
le dije al conductor:
- ¡Vamos, que me meo!