LICEO SAN JUAN DE LA CANAL





El blog de 5º y 6º de Primaria




domingo, 12 de junio de 2016

¡ENHORABUENA!


Los alumnos de 5º y 6º, un año más, han participado en el Certamen de Relato Corto "Antonio Robinet"
Este año dos alumnos de 6º, IRIS DÍAZ AZPIAZU, con su texto  "La paella" y AMIEL RAMOS JUEZ, con "La chica nuclear", quedaron finalistas la categoría de Primaria, consiguiendo el primer premio "La Paella" de IRIS.

Todos los que se decidieron a participar trabajaron  con mucho interés, aplicando los conocimientos que van adquiriendo sobre como construir un relato coherente. El esfuerzo ha dado sus frutos y nos anima para seguir mejorando el curso que viene.

A continuación ponemos los dos relatos para quien quiera leerlos, cosa muy recomendable
porque  son muy entretenidos y originales.

A lo mejor en un futuro hacemos cola para que nos firmen los libros que publiquen.


RELATOS PREMIADOS


LA PAELLA

Seudónimo: Fondo del mar
Esta es la historia, de cómo se creó la famosa paella.
Un gigante esperaba a unas visitas para comer, confiaban en que creara un plato nuevo.

Juana, el aceite de oliva, se estaba bañando en la sartén. Estaba muy  relajada. No se oía ni una mosca, cuando cayó una cebolla picada. Juana, sobresaltada preguntó que quien era, y quien osaba interrumpir su baño. La cebolla con mucha alegría por haber encontrado a alguien con quien hablar después de tanto sufrimiento al ser cortada, le dijo que era Celia, la cebolla.

Juana no cesaba de decir que le habían estropeado el baño diario, y Celia que ella no lo hizo a posta. Le habían puesto en una especie de tabla que cortaba (el cuchillo). Después de ser cortada, la mano de un gigante la empujó y la hizo caer allí, y que desde luego de entre todos los baños del mundo, nunca  escogería éste, sino uno con aroma de canela, porque es el olor que más le gustaba.

Juana, comenzó una pelea, y Celia, no tuvo más remedio que defenderse, y como había hecho unas cuantas clases de defensa personal, tenía una estrategia, que era tirar un líquido, que hiciera llorar al contrincante. Pero Juana no soportaba perder, y cada vez que Celia soltaba el líquido, Juana conseguía más fuerza, y por eso ganó. Celia, tenía tantos moratones que se podría decir estaba pochada.

 Y con tanta pelea no se dieron cuenta de que había  trillizos  que eran tres dientes de ajo, llamados: Ajito, Ajete y Ajote. Los tres eran muy tímidos y estaban en un extremo de la sartén.

Juana, con gran dolor de cabeza, no quiso saber más de la pelea, y tuvo la intención de irse, cuando seis aros de calamar le cayeron encima y no la dejaron salir. Como ya estaba muy enfadada no quiso presentarse a los calamares, ni tampoco quiso saber sus nombres y solo les dijo que ella era muy estricta con los horarios y que todavía le quedaba quince minutos de baño que iba a cumplir hasta el final.

Tuvo una idea, separó la sartén por la mitad, una mitad para ella y la otra mitad para Celia, Ajito, Ajete, Ajote y los calamares que no quiso conocer, pero que tenían nombre, que diré ahora: Calamarín, Carmen, Calamare, Calarma, Calamarón y Calamardo.

En los últimos diez minutos, siempre caen trozos de tomate triturado, porque Juana escuchó que era bueno para la piel, y desde entonces, lo utiliza. Y además lo había buscado en internet,(por si no era cierto) y sí, lo era.

Nada más caer el tomate, llegaba el momento spa, aparecían unos chorros que cubrían toda l sartén para que no quedara ni una parte sin tratamiento.

A continuación llega la hora del champú, champú de pimentón y como estaba en oferta le regalaron un gel de pimentón ( siempre se lo echa unos dos o tres minutos).

Cuando llega el momento del aclarado, una lluvia de arroz cae por encima, y se queda allí siete u ocho minutos, hasta echarse su crema hidratante de azafrán, que sólo funciona si estás en la ducha o en la bañera. Juana como es muy egocéntrica, no quiere que los demás usaran sus productos, que encima eran los más caros de la temporada.

Juana, quería recuperar las cosas que habían caído en la otra parte, pero ellos, como ya eran amigos porque habían tenido tiempo de conocerse, le dijeron que no fuese tan egoísta, que ella tenía la mitad de la sartén para ella sola, y ellos estaban allí apretujados, pero que estaban muy contentos porque se habían hecho amigos además no era muy justo que ahora quisiera recuperar sus cosas, que ellos puede que no fueran ricos, ni que tuvieran tantas cosas para cuidar su higiene, pero tenían dignidad.

Juana no soportaba que le traten así y comenzó una guerra de granos de arroz. En mitad de esta comenzó a caer caldo de pescado, que era la mascarilla, aclaró Juana.

Al final a Juana, le daba lo mismo, solo quería que los productos le cayeran. Entonces paró la guerra, y con tanto movimiento el arroz se bebió casi toda la mascarilla.

Juana, echó veinte pastillas anti gérmenes, que eran: las cigalas que eran seis, las almejas que eran otras seis, y los mejillones eran ocho.

 Juana era una chulita, egocéntrica pero también era una obsesionada de la limpieza y de la higiene personal, e incluso de otras personas.

Se quedó pensando un buen rato en que se le olvidaba algo, pero no supo saber qué.

 Pasaron unos veinte minutos y se dio cuenta de que ya había pasado el tiempo de su baño, entonces cogió la servilleta y se puso en el plato (que era su alfombra).

No se lo podía creer pero con todo lo que había pasado en la sartén, los demás ingredientes la habían empezado a caer bien y les invitó a tomar algo al salón. Y allí les pidió disculpas por todo lo que había pasado. Como eran muy amables le perdonaron.

De repente se acordó de lo que se había olvidado, que era que tenía visita dentro de veinticinco minutos, que las amigas del gigante venían a degustarles.

Se pusieron en la sartén todos juntos: el aceite, la cebolla, los ajos, los calamares, el tomate, el caldo, el arroz, las cigalas, las almejas, los mejillones, el azafrán y el pimentón, se decoraron con el limón y listos para esperar la visita.

Llamaron al timbre y el gigante abrió la puerta. Entraron tres personas (también gigantes).

 Juana se estaba asustando porque era muy tímida, ante personas que no conocía, pero esta vez estaba acompañada y protegida por sus nuevos amigos que le hacían hacerse sentirse segura.

Se sentaron a la mesa los comensales y empezaron a probar el nuevo plato.





Y el gigante estuvo pensando el nombre del plato, y como era para ellas,(para sus amigas), salió el nombre de paella.

FIN
 
LA CHICA NUCLEAR
Seudónimo: Átomo de Magma

Me llamo Javier Martin, y me acabo de despertar atrapado en una cueva. Pero no es una cueva normal, no; ¡Es una cueva cubierta de lava! Nada más darme cuenta, oigo un ruido proveniente de la cascada de lava que me impide salir al exterior. Veo una sombra detrás de ella, y mientras se acerca, yo me voy retirando hacia atrás. Repentinamente, la sombra cruza la cascada de lava y… No, será mejor empezar desde el principio:

Esta historia comenzó el 25 de abril. Tengo 32 años, y suelo  creer que mi vida es aburrida. Pero esa opinión cambiaría, ya que mi auténtica aventura comenzaría dentro de poco. Estaba trabajando en una central nuclear (ese es mi trabajo). Todo parecía normal cuando, de repente, surgió la catástrofe. Avisaron por megafonía de que la central iba a explotar. Con todos mis compañeros y amigos corriendo, era imposible hacerse camino (y más para mí, yo siempre he sido el debilucho de todos mis grupos). Cuando llegué a la entrada de la puerta, vi que mi ex-novia, Carolina Smoot, se caía a causa de una lesión en el tobillo. A pesar de lo tensa que era nuestra relación decidí ayudarla, porque a pesar de todo, aún la quería. Me abrí costosamente paso entre la estampida (otra vez) y me situé a su lado. La ayudé a levantarse y a andar, pero la fábrica comenzó a derrumbarse, y la chica a la que tanto amaba se soltó de mis brazos y me dijo:

 ―Si me ayudas a salir de aquí moriremos los dos. ¡Sálvate tú!―
E inmediatamente después se tiró por la brecha en el suelo.
Fue un momento de total desconcierto, pero la cosa no acabó ahí. Corrí hasta el aparcamiento, pero la central explotó detrás de mí. Me preparé para morir. Para sentir ese insufrible dolor que, dicen, se siente. Pero no pasó nada de eso. Me di la vuelta y me sorprendió ver que la explosión había tomado forma de esfera. Pero dentro de la esfera había algo, mejor dicho, alguien. Una chica. No me dio tiempo a fijarme demasiado porque la onda expansiva me llevó por delante.
Y aquí empieza mi aventura. Llevo viviendo 32 años aburridos, pero esa etapa de mi vida quedará en un pequeño rincón comparado con lo que se me avecinaba.
Me desperté dolorido. Para mi sorpresa, estaba atrapado en una cueva. Pero no era una cueva normal, no; ¡Era una cueva de lava! Nada más darme cuenta, oí un ruido proveniente de la cascada de lava que me impedía salir al exterior. Vi una sombra detrás de ella, y mientras se acercaba, yo me iba retirando hacia atrás. Repentinamente, la sombra cruzó la cascada de lava y apareció mi ex-novia, Carolina Smoot.
―¡Vaya, ya has despertado!
Yo no respondí por varias razones: Mi ex-novia había cruzado una cascada de lava sin inmutarse. ¡La había visto morir! Me acababa de despertar y todavía no tenía palabras. Y, una de las más importantes: esa alegría no era normal en Carol (su apodo). Cuando mis cuerdas vocales se sintieron listas para hablar, dijeron:
―¿A qué viene tanta alegría?― dudé un segundo antes de decir eso porque, la mayoría de las veces que tengo que preguntar muchas cosas siempre tomo la decisión equivocada. Pero esta vez me sentí seguro.
―¿A qué viene tanta alegría― pregunté esta vez con más ímpetu.
Ella, un poco dudosa, respondió un poco lo que le dio la gana, como es normal:
―Verás, te lo explicaré todo: Yo creé la explosión. Salí de allí corriendo pero me torcí un tobillo y me caí. Tú viniste a ayudarme. Pero cuando me solté de tus brazos, la explosión me dio poderes, como formar esferas protectoras, volar… Antes de que la explosión te alcanzara, te cubrí, pero incapaz de soportar la energía, quedaste en coma. Unos meses después, para que nadie nos detectase y no nos hicieran pruebas, encontré este volcán y te traje aquí.
―¿Estamos dentro de un volcán?
―Sí, bueno, eso no es lo más sorprendente. Siempre que voy a por comida tengo que ir a escondidas para no ser reconocida. Por eso necesito que me ayudes. Puedo viajar en el tiempo, y necesito impedir que yo misma cree la explosión.
―Pero si te ves a ti misma en el pasado, ¡puedes crear consecuencias catastróficas!
―Por eso necesito que me ayudes. Necesito que viajes conmigo al 25 de abril del 2023 e impidas la explosión.
―¿Cómo la formaste?
―Vi que el sistema de seguridad fallaba y decidí quitarlo por unos instantes para arreglarlo. Hubo chispas y explosiones y se formó una reacción en cadena que lo destruyó todo. Tu misión es arreglar el sistema conmigo evitando que yo lo quite.
―Bueno, pues allá vamos, ¿no?
―¡No, espera! Quiero recordarte que cuando evites la catástrofe, nada de esto habrá pasado―. Acto seguido, me besó.
Tras un momento sin adjetivos para ninguno de los dos, me agarró de la mano y todo se volvió oscuro. Fueron pasando imágenes por mi cabeza que yo jamás había vivido. Me elevé poco a poco durante una eternidad y acto seguido me desplomé contra el suelo de la central nuclear. Estábamos en la sala del núcleo. Carol se escondió para no ser vista. La puerta se abrió y entró la otra Carol, la del pasado.
―¿Qué haces aquí?― preguntó.
―Nada, estoy comprobando el núcleo. Parece que falla un poco. ¿Lo arreglas conmigo?
―Pero es un poco arriesgado. Para arreglarlo haría falta desactivar el sistema de seguridad.
―No. Lo único que tenemos que hacer es acceder al panel de control, apagar el núcleo y volverlo a encender, pero como hay dos palancas lo tendríamos que apagar los dos a la vez.
―Pues manos a la obra― dijo Carol-
Cuando estuvimos listos apagamos el núcleo a la vez. Después, para encenderlo, Carol del pasado contó: Uno, dos,… Miré a mi compañera en su escondite. Me guiñó un ojo.




―¡Y tres!
Y al instante todo cambió. Pero por mucho que cambie la historia, en mi subconsciente siempre recordaré esta aventura. La mayor aventura de mi vida.
                                                                                   FIN